sábado, 23 de octubre de 2004

Trevi, una inversión

El gran negocio

Las cabezas de la televisión saben bien lo que hacen, tienen diseñados a largo plazo esquemas para alcanzar objetivos, metas que a veces coinciden con la vida política del país, siempre pensando en un negocio, un gran negocio, sean buenas o malas las producciones que se pueden ver en la pantalla.

Los empresarios saben bien a quiénes contratar, saben qué es lo que vende, sueltan altos presupuestos para comprar el trabajo de un locutor dicharachero, un rostro bonito, algunos personajes que tienen facilidad para el chisme, hombres y mujeres que desaparecen ante un gran escándalo y de repente reaparecen, y saben firmar los acuerdos correctos en el otro gran mercado que es el deporte.

En momentos que el país tiene una crisis de credibilidad, cuando los informes de gobierno tiene peso ínfimo, cuando las figuras políticas viven en el desprestigio, y hay una pelea verbal entre gobernantes que fastidia a los mexicanos, la televisión es la gran salvadora, es el bálsamo que siempre estará listo para desviar la atención y hacer de lo frívolo, el tema central que apaga cualquier acción, cualquier reclamo, cualquier reflexión.

En cinco años, el caso Gloria Trevi fue la tablita de salvación en los contínuos graves momentos que vive México.



Trevi, es uno de esos casos que la televisión, que los empresarios de la televisión han comprado para revender, hoy más que en el último lustro, la pelea entre empresas, dentro de los márgenes que deja la ley, fue feroz para exprimir el último peso de la cantante que grita, a la que endiosan de creativa con dos o tres versos afortunados.

Televisa es la ganadora, la que está haciendo planes, no artísticos, no creativos, no de fomento cultural, sino financieros, calcula a futuro estados de resultados que den números negros en su inversión, en la cuenta contable asignada a Gloria Trevi.

La inversión inicial es barata, la televisora abre su señal durante siete horas, de las 17 a las 24 horas a la noticia, brinca del canal 2 del programa La Oreja al canal 9 en Con Todo, enlaza a la cantante con el principal noticiario del canal 2 (El Noticiario con Joaquín López Dóriga) para darle 10 minutos, una fortuna en valor comercial, además de darle otro lapso en Otro Rollo del canal 5.

¿Es información relevante?, no, ¿afecta al grueso de la población?, no, ¿Tiene algún beneficio un sector importante de la sociedad?, no, en el concepto estricto, no es noticia.

El descaro llega, cuando Trevi se vuelve el siguiente producto a explotar por parte de la televisora, cuando el reportero Alejandro Guzmán que la entrevista y que media con López Dóriga explica "estas son sus primeras palabras en exclusiva, en esta su casa, Televisa".

El televidente, desviado de su atención, se irá con la finta, pensará que es noticia que tiene una relevancia vital, pero Trevi ya habla de su manáger, de un nuevo disco, de su disquera, de sus planes, se preparan las entrevistas, todo está planeado con calculadora en mano.

Pese a una relevancia real, nunca casos tan graves como las muertas de Juárez o un análisis serio sobre por qué se puede o no desaforar a un funcionario, o un debate legislativo sobre el presupuesto abarcan siete horas contínuas de programación. Aquí solo había interés de negocio, business are business dicen los gringos.

La empresa que no gana en este caso, por razones comerciales, personales o por equivocación logística, fue TV Azteca, que aportó horas y horas en un trabajo que quiso defender detrás de la careta de "profesional".

No pudo ser más evidente la derrota en la afrenta empresarial que darle la voz a través del programa Ventaneando a quienes pudieran decir que la "noticia", es decir, la absolución de Trevi, fue injusta e indignante, con el remate de Patricia Chapoy diciendo "así es". No es un asunto artístico o informativo, casos como el del llamado "clan Trevi-Andrade" son el pan de cada día en el medio pero nadie los investiga, ni les interesa, se trató de un intento de rescatar de alguna forma lo que fue inversión en otro momento.

Obvio, TV Azteca apenas invirtió 45 minutos extras a su programación normal, no tuvo la exclusiva, simplemente cumplió con el televidente asiduo a esta información, como inversión, por esta vez, no le interesa el negocio, tanto que nadie dijo, "el juez, el gobernador, el presidente de la Corte debe renunciar", esta vez no hay intereses de peso, de pesos.

Televisa que invirtió y contrató e hizo planes, hizo la compra de una deuda y que hoy se lanza a recuperar, y por el otro, que invirtió y las cosas salieron mal por evidentes razones personales, TV Azteca, y que no podrá recuperar a no ser por insistir en revolcar el tema y que este encuadre en los planes financieros.

El perdedor nuevamente es el televidente, que se lleva cinco años de información inútil, que tiene una nueva razón para que su atención sea desviada y que, como muchas otras veces quedará en el espacio de la irreflexión. Porque los empresarios de la televisión no están preocupados por la situación económica de los televidentes, están atentos de sus finanzas y de mantenerse.

Con el rating asegurado, el negocio sigue en pie.



Publicado originalmente en el blog De Tocho el 22 de septiembre
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