martes, 26 de abril de 2005

Una financiera

No es mi chamba y se lo dejo a los analistas financieros.

Se sabe que la expectación hace temblar a los inversionistas, y cuando las cosas son tranquilas, porque muchos inversionistas reciben información política privilegiada, las cosas mejoran al menos en el centro que mueve los dineros a manos llenas, en este caso, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

El 1 de abril del 2004, mientras los medios se ocupaban de la muerte de Juan Pablo II, y por ratos daban información sobre el desafuero aprobado en la Cámara de Diputados contra Andrés Manuel López Obrador, hacia la tarde, a eso de las 15:00, la BMV terminó operaciones con una ganancia marginal de 0.29%.



Con esto, el centro bursátil acumuló en una semana de especulaciones políticas pérdidas de 1.08% y en lo que iba del año pérdida también de 1.58%.

Tras la marcha de AMLO y sus simpatizantes, tras el enojo federal y las amenazas y esa retadora forma de llevar las cosas por parte del gobierno foxista, y por supuesto, tras el regreso del tabasqueño a sus oficinas, la información bursátil simplemente cambió.

El lunes 25 de abril, un día después de la marcha, la BMV tuvo su mayor ganancia desde noviembre de 2002, "pues el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) subió 3.18%".

Los analistas agregan que se debió a un impulso por los resultados corporativos al primer trimestre del año y también por las ganancias en Wall Street.

No es un tema central para la bolsa el caso de López Obrador, y sin embargo, se evidencia que los políticos mexicanos, los funcionarios del gobierno principalmente, se debería poner a trabajar en lo útil y no andar con bravatas y retos (Siguen Vega Memije y la PGR), provocando más incertidumbre y dejar que las cosas de peso, los verdaderos delitos, se castiguen, y no seguir disfrazando de "legalidad" los fines políticos de hacer a un lado a los enemigos rumbo al 2006.

Mención importante merece la presidencia, que se echó para atrás en las bravuconadas y trató de conciliar inteligentemente, ya el "copiador de conferencias" Rubén Aguilar cambió el tema (le bajó de yemas dirían los cuates) y se abrió, obviamente por orden del presidente en discutir, y eso implica, negociar ya, una vía libre para una competencia tranquila el próximo año.

Que por cierto, aquí Aguilar debe ser inteligente y humilde como voz del mandatario y admitir las formas y fondos del tema AMLO, y por lo mismo, dejarse de sus consideraciones personales al portarse como editor del diario Crónica.

Nada de "presuntos delitos" que acaben con la democracia.
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