jueves, 12 de mayo de 2005

El impacto mediático

Iniciamos con nota personal que a nadie le importa. El pasado viernes, cuando yo andaba feliz de la vida por las calles de Puebla, de la mano de mi mujer, sintiéndome novio puberto y escapándome de la lluvia, en la ciudad de México se daba un encuentro esperado por toda una nación. El presidente de la República Vicente Fox recibía al jefe de gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador.


López Obrador al llegar a Los Pinos

Había pasado poco más de un año de pelea, de discursos, de reclamos, de amenazas, de denuncias, de juzgados, de reuniones, de sesiones en las máximas instancias judiciales, en una de la principal tribuna legislativa, pasaron nombres, se vieron riesgos, circularon temores, adjetivos, descalificaciones, manifestaciones multitudinarias, se habló de justicia, de democracia, se analizó por horas el pleito, se leyeron kilómetros de papel en opiniones y noticias.

López Obrador llegó a Los Pinos, Fox lo recibió, platicaron, negociaron, acordaron y terminaron en 15 minutos, según cálculos periodísticos.

¿Por qué 15 minutos?. ¿Qué pidió uno y qué pidió otro?.

Pero, lo interesante del asunto es que se evidencia algo que buscaba la presidencia y quizás el mismo tabasqueño. Disminuir el impacto mediático que representaba el saludo diplomático. No hubo fotos, no hubo grabaciones, no hubo imágenes, no hubo audio, no hubo versiones estenográficas, sólo dos escuálidos comentarios oficiales al respecto. Y cómo consecuencia, cero reacciones multitudinarias, nada que decir. Un fenómeno en su máxima expresión.

Se notó el impacto de la imagen, sobre qué se hablaba... qué se decía, qué se criticaba... el país se quedó como si nada, el televidente, el radioescucha, el lector... cero reacción.

La mala leche me hace suponer una negociación similar a esta "Andrés, vas a ser presidente, adelante, nomás no me muevas el tapete después, ni a mi ni a Marta", el otro lo pensó cinco de 10 minutos... y dijo "sí". Uno dijo "ok", el otro acabó con un "va".
Finalmente un, "le decimos a los medios que hablamos de seguridad, de salud, de educación, de etc".

Y es que no vi nada, ni una imagen, ni dos sombras detrás de una cortina. Nada.

¿Cómo pueden dos de los hombres más poderosos del país solucionar un problema judicial-político tan fácilmente? Pero, ¿y las imágenes, el morbo, las caras de molestia o satisfacción?.

Terminamos con nota personal que a nadie le importa. No sé, tan poco información e imágenes hubo ese sábado, que yo, en mi apasionado paseo, no sólo no vi diarios ni noticiarios, sino que olvidé un par de periódicos en un bar y la noticia, no me interesó tanto. Se llama impacto mediático, y si alguien puede hablar de él, es René Bejarano.
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