miércoles, 7 de enero de 2009

Otro ataque... otro más...

Todas las agresiones son injustificadas, toda violencia es deplorable...

Por ello, el ataque a Televisa-Monterrey debe condenarse... y a la vez, ponerlo en el lugar de todos los ataques que ha sufrido la prensa mexicana...
¿Por qué el ataque debe ser importante? Sólo porque fue Televisa y sus editores y comentaristas tienen todo el poder de la principal televisora del país para destacarlo y hacerlo ver como si Televisa representara a toda la prensa de la nación?

¿Por qué no hubo esa defensa de los conductores de Televisa con los muertos y los ataques a periódicos regionales, por qué solo con este y la muerte del reportero de Acapulco las cosas parece que son muy graves y también parece que se hace justicia?

El escándalo de Televisa debe ponerse en el lugar correspondiente, sin alharacas, no es cierto que todos los medios están ahora en el plan de defensa, ya lo estaban desde antes, ya se deploraba que el país no tenga derecho a ser informado, ya se deploraba que desde hace más de una década en México no existan garantías para informar.

Ni siquiera en los países en guerra ocurre esto, donde la prensa es ataque por las circunstancias. Aquí, el crimen organizado ataca, y cuando la prensa toca fibras sensibles del poder, los ataques también aparecen como si fueran del crimen organizado.

La impunidad es tal que no queda más que la castración periodística, bajar la cabeza y admitir la autocensura, pensar más en la familia, en las sonrisas de los cercanos... en olvidar al héroe, dejar que las cosas pasen por culpa de una hereditaria corrupción establecida por los partidos gobernantes, inicialmente PRI y PAN que dejaron que uno a uno, los hombre en llamas (I y II) incendiaran este país.

El escándalo que levanta Televisa es mediático, es grave como todos los demás, pero Televisa tiene el poder de repetir su queja desde la voz de López Dóriga, por la mañana entre chistes, en Tijuana, en Juárez, en Monterrey, en Guadalajara, en Veracruz, en Mérida, en Puebla, en todas esas repetidoras de las que se ha apropiado y cuya concesión les resulta gratuita para explotarlas hasta el cansancio.

López Dóriga, a nombre de Televisa, hizo público que "absolutamente todos" los trabajadores de la empresa del "el atentado, el acto de violencia, la intimidación, el intento de acallarnos, de acallar la libertad de expresión que no es sólo de los periodistas, es de todos los mexicanos". Sin embargo, esa libertad de expresión es muy selectiva cuando las conveniencias empiezan a ganarle espacio a la empresa, porque son capaces de abrir horas de discusión para defender sus ingresos por publicidad política. Ahí la libertad de expresión tiene otro peso...

La alarma no se despierta por el ataque al Televisa Monterrey, la alarma sigue sonando desde hace mucho tiempo y Televisa no representa a los medios, México no se informa sólo por Televisa, fue un ataque más, tan deplorable como todos los demás. Uno más.

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